martes, 15 de mayo de 2012


EL DIRECTOR COMERCIAL Y EL VENDEDOR MULTIGESTOR (12).

El libro introduce el innovador concepto del Vendedor Multigestor, como elemento de mejora del talento en los equipos comerciales y como guía para Directores Comerciales.
Capítulo 11: La “inteligencia Emocional” del Vendedor Multigestor.
 El antiguo “coeficiente intelectual” (C.I.) ha perdido su carácter monolítico y ha sido posible diferenciar los distintos componentes de la inteligencia, que hoy se entienden como dimensiones completamente independientes entre sí.
Howard Gardner, padre de la teoría de las Inteligencias Múltiples, distingue entre las siguientes formas de inteligencia, ligadas a algunas capacidades en las que se destaca:
1.        La inteligencia interpersonal: que es la capacidad de entender a otras personas.
2.        La inteligencia cinestésica: que es la capacidad de coordinar los movimientos corporales.
3.        La inteligencia lingüística: que es la capacidad de expresar las ideas y los conceptos con claridad.
4.        La inteligencia lógico-matemática: que es la capacidad para el cálculo.
5.        La inteligencia espacial: que es la capacidad para componer imágenes virtuales de objetos y manipularlos en la imaginación.
6.        La inteligencia musical: que es la capacidad de elaborar sonidos armoniosos.
7.        La inteligencia intrapersonal: que es la capacidad para conocerse uno a sí mismo.
La distinción entre estas siete formas de inteligencia, es el resultado de numerosas pruebas e investigaciones muy complejas entre las que cabe destacar las siguientes: la investigación de traumatismos cerebrales, en los que se demostró que, aunque la inteligencia lingüística quedará dañada, la musical permanecía inalterada; la comprobación experimental de la falta de relación entre las distintas capacidades y la existencia indiscutible de impresionantes capacidades especiales en cada una de las formas de inteligencia.
Además de manifestarse nuestra inteligencia destacada en alguna de estas ocho formas, hay una inteligencia común a todas las personas que afecta y condiciona nuestras “habilidades” por encima de nuestras “capacidades”. Es la Inteligencia Emocional, que evalúa y mide nuestro comportamiento intrapersonal e interpersonal.

 LA INTELIGENCIA EMOCIONAL según Daniel Goleman
En este mundo sobra talento. Lo que falta son personas que conozcan sus verdaderas capacidades y las pongan al servicio de los demás. Del mismo modo faltan empresas capaces de captar, retener y canalizar la energía de estos profesionales para conseguir sus metas.
La Inteligencia Emocional del Vendedor Multigestor es la parte de la inteligencia emocional, en el mundo  de las organizaciones, que concierne a los vendedores.
La Inteligencia Emocional (IE) es una forma distinta de ser inteligente respecto al clásico Cociente de Inteligencia (CI) que se obtiene con una batería de test Standard, que marca la inteligencia media en un valor 100, y por encima o debajo de él, cada sujeto es más o menos “inteligente”.
Como dice Daniel Goleman la IE no significa solo “ser amable”, pues hay momentos en los que hay que enfrentarse a realidades incómodas ineludibles. Tampoco que demos rienda suelta a “nuestros sentimientos” y dejar al descubierto “nuestras  intimidades”.
Tanto hombres como mujeres somos igual de inteligentes emocionalmente. Además el grado de desarrollo de la IE, no está determinado genéticamente ni condicionado desde la infancia sino que se adquiere por experiencia y aprendizaje durante toda la vida.
La educación y las habilidades técnicas que proporcionaban un seguro para el éxito laboral hace tres décadas ya no funcionan y se buscan capacidades internas como flexibilidad, iniciativa, optimismo y adaptabilidad.
La INTELIGENCIA EMOCIONAL de cualquier persona,  se mide como agregación de cinco Factores básicos que son los siguientes:
Ø             AUTOREGULACION.
Ø             AUTOCONOCIMIENTO.
Ø             MOTIVACION.
Ø             EMPATIA.
Ø             HABILIDADES SOCIALES.
A su vez cada Factor básico, se compone del conjunto de los siguientes veintiún  Aspectos específicos, como claves del comportamiento:

·                    AUTORREGULACION: que es ser capaz de dirigir y controlar su propio estado emocional. Sus claves:

·                    Postergar el juicio y refrenar los impulsos.
·                    Aparcar el problema.
·                    Expresarse usted mismo, pero hacerlo de forma asertiva, no       agresivamente.
·                    Ser flexible, no forzar las cosas y aprender a fluir.
·                    Dirigir su comunicación no verbal.

§              AUTOCONOCIMIENTO: que es conocerse uno mismo y lo que le están diciendo sus emociones. Sus claves:

§              Respetarse a usted mismo.
§              Sea positivo.
§              Sea honesto consigo mismo.
§              Dé un descanso a la lógica y a la racionalidad.
§              Escuche a los demás.
§              Comprenda su impacto en los demás.

ü             MOTIVACION: que es canalizar sus emociones para permitirle conseguir las metas. Sus claves:

ü             Esforzarse en mejorar y conseguir estándares altos.
ü            Estar comprometido en conseguir metas.
ü             Tomar la iniciativa y medir las oportunidades.
ü             Ser optimista en lo bueno e incluso en la adversidad.

v             EMPATIA: que es reconocer y  leer las emociones de los demás. Sus claves:

v             Ser sensible y comprender a los demás.
v             Hacer de las necesidades e intereses de otros su punto de                                              referencia.
v             Seguir el desarrollo de otra gente.
v             Estar entrenado social y políticamente.

o   HABILIDADES SOCIALES: que es relacionarse e influenciar a los demás. Sus claves:

o               Desarrollar y mantener las relaciones interpersonales.
o               Comunicarse con otros.
o               Trabajar con otros.

La competencia emocional es una capacidad adquirida basada en la inteligencia emocional que da lugar a un desempeño laboral sobresaliente.
Estas cinco habilidades se pueden desarrollar con ayuda de múltiples cursillos y seminarios preparados ad-hoc para cada una de las habilidades o sus partes.

CREATIVIDAD:
Pero la mayoría de los investigadores están de acuerdo en una cosa, que la inteligencia no lo es todo. También hace falta creatividad.
Para distinguir entre la creatividad y la inteligencia es necesario distinguir entre pensamiento convergente y divergente.
El pensamiento convergente remite a informaciones nuevas, pero ligadas a contenidos ya conocidos.
El pensamiento divergente, en cambio, hace referencia a informaciones nuevas que en gran medida son independientes de la información previa.
Así pues, los test de inteligencia miden el pensamiento convergente, mientras que el pensamiento divergente constituye la base de la creatividad.
El pensamiento convergente exige respuestas correctas. El pensamiento divergente, un conjunto de respuestas posibles, lo que implica originalidad y flexibilidad.
Pero la originalidad sola no basta. El pensamiento divergente requiere además una capacidad crítica para discernir y apartar inmediatamente las ideas absurdas, pues normalmente sabemos de inmediato si una idea puede ser fructífera o no.
Como los individuos creativos son capaces de combinar ideas que para individuos más simples son contradictorias, no se irritan ante las opiniones contrarias y las objeciones, pues están acostumbrados a experimentar con ellas y siempre encuentran algo aceptable.
Suelen pensar en direcciones opuestas y pueden dejar abierta la conclusión.
Los individuos creativos no temen la ambivalencia, la contradicción y la complejidad, porque estas les sirven de estímulo. 
Son lo contrario de los fanáticos, a quienes les horroriza la complejidad y son propensos a las simplificaciones. Los fanáticos son individuos peligrosos capaces de todo, pero también de hacer nada progresista.
Así pues, existe una estructura entre la creatividad, el humor, y el gusto por las metáforas. La raíz de todo ello es el pensamiento bisociativo, ayudado por esa inclinación al “lateral thinkig” de De Bono, por oposición al “vertical thinking”  y cuyos elementos son: receptividad hacia las ideas nuevas, tendencias a saltar de nivel, predilección por las soluciones más inverosímiles y capacidad para plantear nuevos problemas.

Sobre la Motivación:
Vamos a efectuar unas reflexiones sobre la motivación y el “nadie me motiva”.
La motivación es un impulso ascendente que nos empuja a realizar algo.
Es la cimentación sobre la que un vendedor ha de construir su sueño de llegar a ser un buen  Vendedor Multigestor.
Todos hemos conocido personas que se expresaban como sigue:
“Estoy desmotivado; en la empresa nadie me motiva”.
Siempre son las mismas personas las que dicen estar desmotivadas.
Este tipo de personas buscan la motivación fuera de ellas y de este modo la responsabilidad se queda fuera.
Magnifica trampa sicológica para auto engañarse.
Es como los sofismas, que son argumentos aparentemente lógicos para defender lo falso, por ejemplo: “Los chinos son amarillos; los limones son amarillos; luego los chinos son limones”.
Todo el mundo es responsable de esa falta de motivación menos el sujeto en cuestión.
Hay que terminar con ese sofisma o falacia, que para lo único que sirve, es para esconder las propias incompetencias y debilidades que solo se resuelven, con un plan disciplinado de formación o con un entrenamiento continuado en el gimnasio.
Cada uno de nosotros es responsable de su propia motivación.
Esperar a que nos motiven es una forma de engañarnos a nosotros mismos.
Hasta que una persona no considere su propio motivo o motivos suficientemente fuertes para sí mismo como para actuar, no actuará por sí mismo y culpará de su desmotivación a los demás  y al entorno.
Y para ello solo tiene un camino que es ahondar en su propio descontento y pelar la cebolla personal hasta el núcleo.
Y si por el contrario no le gusta la empresa o la tarea encomendada, abandonarlas, para no vivir una eterna vida de frustración e infelicidad. Pero no culpar a los demás.
Y este “nadie me motiva” lleva implícito un temor claro a la asunción de “responsabilidades”.
La responsabilidad vive malos tiempos. Son muy pocos los que se responsabilizan de los actos que cometen cuando estos culminan en situaciones desagradables o resultados ingratos.
Uno no se responsabiliza del fracaso, pero exige el reconocimiento de la autoría cuando emerge el éxito.
Si se acepta esto, es lógico que la persona se inhiba y no arriesgue, y se dedique a rezar para que la suerte o el azar le den el éxito, pero esta postura es negativa, y no constructiva, y tampoco las direcciones de los equipos pueden caer en este juego, culpabilizando al que fracasa pero sin animar al que lo intenta.
Las direcciones deben animar prudentemente a la gente para que aprenda de los fracasos y que  persista en el intento de conseguir nuevos éxitos. Debemos acostumbrarnos a que se nos pregunte “qué has logrado” en lugar de “qué has hecho”, y aplicar el famoso “menos cuentos y más cuentas”.
El gran enemigo del hombre es él mismo y en nuestro interior ganamos y perdemos las batallas. La autocrítica de cada uno ha de iluminarle para focalizar los motivos que sean suficientemente fuertes para que actúe positivamente.
Motivación: la tiene el que actúa positivamente.
Desmotivación: la tiene el que actúa negativamente y corre el riesgo de ser un perdedor permanente.
Y si lo necesitas, pide ayuda, pero solo ayuda, y no que otro haga por ti, lo que tienes que hacer tu mismo.

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